sábado, 6 de dezembro de 2008

ESCOJE HOY LA BENDICIÓN O LA MALDICIÓN

He pasado mi infancia donde un dictador intentaba meter al catolicismo a la fuerza, eso creó en mi familia un rechazo total hacía Dios, y fué en ese ambiente donde yo empezé a formar mi caracter y mi propia opinión hacia el tema de la religión. De algo estaba completamente convencida, y es: de que Dios no existia.
recuerdo que mi padre cuando salía de casa me dejaba instrucciones: - ! Si alguien viene a la puerta hablando de Dios diles: el dios de esta casa es el dinero que trae mi padre todos los meses despues del trabajo! ellos intentaron darme todo lo mejor que tenian, casa, estudios, proyectos de futuro; nada material me faltaba, pero en mi adolescencia, fruto de no estar satisfecha con lo que tenia, comenzé a experimentar todo lo era "tabu" o no estaba permitido hacer (drogas blandas, alcohol, sexo). 
Con 15 años pensaba que yo tenía las riendas. Fué en eso ambiente donde conocí a un chico que ya llevaba años consumiendo heroína, aunque no estaba muy deteriorado fisicamente. A partir de ahí comenzé a vivir lo peor de mi vida, aunque yo era tajante y decia que nunca me inyectaria droga. comenzamos a salir juntos y sentiamos mucha atracción el uno por el otro, pero pasados 3 años nuestra relación era insostenible pues él cada vez estaba más depediente de las drogas. Comenzó a consumir metadona pensando que era la solución, pero la realidad es que la metadona es la peor droga que existe.
Con los 18 años me quedé embarazada y pensamos que esa era la oportunidad para mudar de vida "el dejaría la metadona, nos casariamos y formariamos un hogar feliz." Pero la realidad era otra muy diferente, cuando tuve a mi hija las cosas seguian igual o peor, pasé la peor etapa de mi vida, solo tenia una frase gravada en mi mente: "eres un fracaso, no vale la pena vivir así." Me inyecte heroina por la primera vez, me daba una ciera "serenidad" ante las circunstancias que vivia.
Fueron 5 años de consumo, mi hija fue criada por mi familia, y no veíamos hipotesis de cambiar de vida.
Un día mi familia me dió um folleto de Reto, un Centro de ayuda a toxicômanos, era um Centro gratuito y no disponiamos de recursos; no lo pensé 2 veces ya que no tenia nada que perder. Mi marido no quiso venir pues era "anti-centros" y más aún si eran cristianos. 
Igresé en santander a 200Km de mi ciudad ? y que me encontré alli? a un grupo de aproximadamente 20 chicas y muchas de ellas habian tocado pero bien fondo el mundo de la droga y confesaban que era Jesus quien havia cambiado sus vidas. Yo no me creía donde me havia metido, pensé de todo: que si eran testigos de Jehová o una secta cualquiera, lo que si hice fué meterme en programa de una manera humanista dejando a Dios de un lado.
Me enteré que mi marido havia ingresado también en un Centro reto  a unos  700 Km de donde yo estaba, pero nunca tenia la esperanza de volver con él, pues havia vivido un infierno que yo no queria repetir.
A los 10 meses de estar en el Centro pensé que ya era hora de volver a mi ciudad, tenia un aspecto diferente, havia engordado, ya no me drogaba, ni fumaba, y tenia hasta buenos habitos, no blasfemaba e intentaba comportarme correctamente con todo el mundo, pensé; me buscaré um empleo, educaré a mi hija sin atarme a nada ni a nadie. Y así lo hice, no me costó ganarme a mi familia, me encontré un buen empleo pero no pasaron 15 días y ya estaba denuevo derrotada, no consumia droga pero era tan grande el vacío que ne estaba volviendo loca. Fué entonces cuando en esa soledad venian a mi mente todas aquellas palabras que havia escuchado cuando estaba en el Centro como: que Dios me amaba y tenia un plan para mi vida.
Una tarde recebí una llamada telefonica, era mi marido briandome la oportunidad de rehacer mi vida denuevo con él en el centro, me contaba lo feliz que era gracias a Jesus, que su vida havia cambiado y Dios podia hacerlo conmigo.
Pero era tanta la incredulidad y el orgullo que tenia que me negaba a creer lo que me decia y me repetia: Dios para mi NO.
Una mañaña muy temprano esperando el autobus para ir al trabajo, se paró delante de mi otro autobus que su destino era la ciudad donde estaba mi marido (me pareció una coincidencia). Yo ahora sé que Dios en su misericordia estaba preparandolo todo. En ese momento recordé un versículo que alguien me havia dicho, Deuteronomio 30:19,20. Me vino a la mente con muchisima claridad: "ESCOJE HOY LA BENDICIÓN O LA MALDICIÓN." No me lo podia creer, tenia delante de mi dos autobuses, el que me llevaria con mi esposo y el que me llevaria a mi trabajo, rutina, soledad.
Dios, en ese momento, quebró mi corazón, no lo pensé dos veces, me fuí a casa, hice las maletas y volví "a la casa del Padre." Acepté a Jesus en mi corazón, a partir de ahí fué un proceso lento, pero seguro. El testimonio de mi marido me alludó mucho. Hoy en día me vida y mi familia está restaurada gracias a su infinita misericordia.

Nely 

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